Facebook y la búsqueda de la reputación perdida
A la caída de las redes del lunes 4 de octubre se suman acusaciones sobre desinformación, propagación de contenidos extremistas y daño a la salud mental adolescente.
Sobre la caída, que según la empresa obedeció a problemas técnicos, se ha escrito bastante; así como los efectos del nivel de concentración alcanzado a fuerza de compras como las de Instagram en 2012 y WhatsApp en 2014. Pero la caída no es el único tropezón que magulla la reputación de la dominante entre las redes sociales digitales.
Facebook ha anunciado su intención de contratar a diez mil personas en la Unión Europea en los próximos cinco años para trabajar en una nueva plataforma informática.
Sus directivos han presentado el metaverso como el avance más importante desde el internet móvil. Mientras, luchan en otros frentes como la mano dura contra el monopolio o el testimonio de un ex-empleado. Para los críticos lo que se pretende con esto es recuperar la buena reputación y desviar la atención tras una serie de recientes escándalos que la han perjudicado.
“Se puede decir que la reputación de marca de Facebook ha sufrido mucho daño”, comenta Javier Espinoza, corresponsal del Financial Times en la UE. “Solo en Bruselas tenemos una investigación antimonopolio sobre si la compañía está o no utilizando datos que recoge de sus usuarios para sacar ventaja a la competencia”.
La empresa estadounidense también ha sido objeto de una oleada de críticas en los últimos meses; después de que su ex-empleado Frances Haugen filtrara estudios internos que mostraban que sus directivos sabían que sus sitios podían dañar la salud mental de los jóvenes.
Facebook contraatacó señalando que se tergiversa la información sobre sus empresas y que es un chivo expiatorio muy conveniente para que instituciones como la política y los medios tradicionales; descarguen sus propias responsabilidades en la diseminación de desinformación.
La repercusión de este caso pone en evidencia uno de los problemas centrales del desempeño de Facebook en sus distintas redes: su opacidad; su insuficiente respeto por los datos personales de los usuarios, la falta de auditorías externas y la deficiente rendición de cuentas sobre sus algoritmos.
Quizás, si esta compañía dominante en el sector de las plataformas de redes sociales implementara mecanismos de transparencia activa; de apelación por parte de sus usuarios y de investigación independiente sobre sus efectos sociales, las acusaciones infundadas carecerían de la fuerza que hoy tienen.
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