La reputación no se compra, se gana y para eso necesitamos acción.
Hablar de una “buena” reputación, es hablar de integridad y confianza… pero también de seguridad y admiración, de sostenibilidad y coherencia, es hablar de un importante ?????? ?????????? para las empresas.
Lo interesante es que ambas dependen de los comportamientos, acciones y comunicaciones de la misma organización. Básicamente no solo comunicar, sino SER lo que se desea, accionar para ello.
Dice un proverbio “Una onza de reputación, vale más que mil libras de oro”. Ciertamente la reputación no se compra, se gana en base a un conjunto de esfuerzos que se construyen alrededor de las organizaciones para garantizarles su sostenibilidad a largo plazo.
En un mercado cada vez más competitivo, las empresas están llamadas constantemente a estar bien conscientes de lo que realmente desean ser, y a partir de ahí trabajar para transmitirlo adecuadamente.
Construir reputación, es un tema complejo. No se trata de hacer esfuerzos aislados para ganarse la admiración de ciertos grupos; se trata de identificar bien cuáles son mis audiencias clave. De manera que se pueda trabajar enfocado a través de un plan estratégico de comunicación integral acompañado de sistemas digitales adecuados; para gestionar una imagen robusta y sostenible a largo plazo, la cual repercutirá en resultados tangibles para la organización.
Entonces, cabe preguntar: ¿Es consciente de cómo está su reputación actualmente? ¿Qué impacto tiene ésta en los resultados del negocio a corto y mediano plazo?