Qué es un plugin
Cuando instalamos un programa o una aplicación, muchas de ellas te avisan de que puedes añadir un complemento (o plugin) a la misma, normalmente a través de una tienda incorporada. ¿Pero qué son y para qué nos sirven? ¿Nos podemos fiar de ellos? Todo depende de cómo los descargues y de dónde, como pasa también con las aplicaciones. Vamos a verlo.
Existen plugins para navegadores, pero también para otros programas como reproductores de audio y vídeo
El mejor ejemplo para hablar de estas extensiones son los navegadores. Son pequeños programas que permiten ampliar la función de dicho navegador y ofrecen características nuevas al usuario. Podemos utilizar una que nos permita descargar como archivo un vídeo que estemos visualizando en alguna página.
No se limitan a los navegadores web. También existen para otros programas, como reproductores de música. Por ejemplo, para reproducir ciertos DVDs y contenidos en Windows Media Player, que trae de fábrica el sistema operativo de Microsoft, es posible que se necesiten complementos que habiliten la reproducción de los archivos del disco, como estos plugins. Esto es porque el programa trae algunas opciones para reproducir archivos comunes, pero si queremos usar los que se salgan de su “abc” tendremos que instalarlos, tal y como explican en la página de soporte.
Por su parte, también existe la posibilidad de instalar complementos en sistemas de gestión de contenidos. Un ejemplo de ello es WordPress, uno de los principales software para sitios web de Internet, que permite añadir funcionalidades como insertar vídeos, mejorar la seguridad o crear un formulario de contacto.
¿Son todos y cada uno de ellos fiables? No, existen algunos que pueden secuestrar nuestra navegación o instalarnos malware en nuestro ordenador. ¿Cómo podemos evitar que nos pase esto?
Si bien no hay una manera exacta de saber si una extensión es segura o no, sí podemos seguir algunos consejos, como preferir aquellas de código abierto o software libre ya que publican su funcionamiento en abierto y, sobre todo, instalar siempre el plugin desde el repositorio oficial del navegador, evitando hacerlo desde páginas de Internet.
En el caso de Mozilla Firefox, puedes descargarlas desde la página de Complementos para Firefox, y si usas Google Chrome, desde la Chrome Web Store.
Además, tenemos que prestar atención a los permisos que nos solicitan, si se adecúan a lo que esperamos que haga la extensión, y observar su funcionamiento, si lo hace como debería o hace cosas extrañas que no se corresponden con su objetivo.